La madre de la ex presidenta Cristina Kirchner , Ofelia Wilhelm fue imputada por el fiscal Jorge Di Lello por integrar la cooperativa de jubilados El Aldabón, que recibió 61 millones de pesos entre el 2011 y el 2015 por repartir facturas de ABSA. Paradójicamente, también fue imputado el padre del presidente Mauricio Macri , Franco Macri, ya que lideraba la empresa Socma cuando esta gerenciaba el Correo Argentino, ahora reestatizado.
Ofelia Wilhelm tiene 87 años y está imputada por primera vez. En el programa Terapia de Noticias que se emite por LN+, la periodista Maia Jastreblansky la describió con dos palabras: “tripera y peronista”. Según Jastreblansky, Wilhelm “es súper fanática de Gimnasia y Esgrima de La Plata, va a la cancha, insulta, grita, corea, y es muy peronista”.
La periodista le dedicó el perfil de la noche a la madre de Cristina Kirchner y contó que en el año 1972, Wilhelm llevó a la ex presidenta a recibir a Juan Domingo Perón a Ezeiza.
“Ofelia nunca quiso dejar La Plata por más que en Santa Cruz los Kirchner empezaban a conformar un patrimonio importante. Allí conoció a quien fue su marido, Eduardo ‘El Tata’ Fernández, con quien tuvo una relación complicada, de hecho, Cristina muchas veces dijo ‘fui hija de madre soltera’ porque su padre no estuvo en la familia hasta que nació Gisele, la hija menor”, recapituló la periodista.
Sin embargo no es su historia de vida lo que puso a Wilhelm en el ojo de la tormenta, sino su vinculación con un caso de corrupción e imputación. 22 años atrás ella comenzó con la cooperativa El Aldabón, pero en los últimos días el periodista Nicolás Winazki publicó una información en la que expuso la relación de la madre de la ex presidenta con presuntos negocios ilegales con el Correo Argentino.
“Ofelia trabajaba para el Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires, fue militante gremial, secretaria gremial en AERI -que nuclea empelados de Economia y rentas-, hoy ARBA. En ese lugar, en general hasta el ’92, los propios empleados eran los que repartían las facturas, las cartas e intimaciones. Les daban una zona y repartían las boletas, así les pagaban horas extras. Se desregula el correo, tenía que ser una empresa inscripta para hacer eso. Se privatiza el correo y dicen ‘¿Cómo hacemos para que los empleados sigan haciendo la changuita de carteros? Formemos una cooperativa’. Así, trece jubilados van a conformar El Aldabón y el Correo Argentino va a contratar por afuera como monostributistas a los propios empleados de ARBA para que repartan las cartas”, explicó Jastreblansky, y definió el negocio como “un triángulo”.
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