Malas noticias de Afganistán – La Jornada en linea

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Sin embargo, no se nos permite usar la misma expresión, muy malas noticias, acerca de Afganistán. No, Cameron tenía que hablar de un logro, y ahora la madre de un soldado muy mal herido habla de su desesperada sensación de desperdicio. Para el general Dannatt, el futuro depende de los amigos afganos. No es la gran novedad; siempre supimos que el talibán seguiría combatiendo.

No hay más que leer a los periodistas afganos, los reportes del país, para saber que hasta el churchilliano muy malas noticias está un poco del lado optimista. Veamos el caso de los afganos musulmanes chiítas Hazara capturados en un autobús en el camino a Kabul este año. Los chicos del Isis detuvieron el autobús, secuestraron a 30 y querían canjearlos por familiares presos –uzbekos, al parecer– en manos del gobierno afgano. Los cautivos fueron sujetos al trato usual del Isis: por lo menos una decapitación, días de golpizas, más videos de chiítas con cinturones suicidas. Sólo después de nueve meses fueron liberados, luego de un asalto armado del talibán a sus captores. Sí, los chicos malos de pronto se volvieron buenos, los mismos chicos malos que han capturado Sangin, pero que ahora combaten a los aún más horribles chicos malos. Si no fuera trágico, sería fársico.

Y, sólo para dar una idea, tomemos la reciente historia local en Afganistán acerca del pobre Qais Rahmani, quien, junto con su familia y su bebé de cuatro meses, partió entre el ejército de refugiados hacia Europa y en Turquía abordó un barco hacia Grecia, que casi de inmediato se hundió. El bebé murió en sus brazos. Sólo un Alan Kurdi más, dirán ustedes, pero lo que impactó a los afganos fue que Qais era un conocido presentador de televisión; su esposa y familiares tenían estudios universitarios. Los Rahmanis no eran de la masas pobres y arracimadas. Eran de la clase media, de la gente que hubiera querido quedarse a construir el nuevo Afganistán y trabajar para su gobierno, que –vuelvo a citar a Obama– trabaja para combatir la corrupción, fortalecer las instituciones y sostener el estado de derecho.

Así que detengámonos a mirar el guión. El talibán terminó con el régimen ilegal de las milicias afganas y hacia 1996 tenía el control de casi todo el país. Pero también dio refugio a Al Qaeda después del 11-S, así que invadimos Afganistán para destruir tanto a Al Qaeda como a los viles misóginos, asesinos y antidemocráticos talibanes. Pero el talibán no fue conquistado. Y ahora está venciendo. Y ahora queremos que combata al aún más vil, misógino y asesino Isis. Por eso, oculto al final de su perorata al pueblo estadunidense, Obama dijo que todos deberían presionar al talibán para que haga su parte en la persecución de la paz que los afganos merecen. Así pues, el horrible talibán puede convertirse de nuevo en el bueno y valiente talibán. En verdad, las noticias de Afganistán deben de ser muy malas.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

Source Article from http://www.jornada.unam.mx/2015/12/29/opinion/018a1mun

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