¡Urgente!

Mauricio Macri golpeó duro contra la manipulación electoral. Dijo que “se utilizaron certificados truchos para cargar datos distintos a los reales que habían contabilizado las autoridades en las distintas mesas de votación”. Agregó que “si se confirma lo de los telegramas (por diferencias en lo que se emitió y lo que se cargó), no queda otra alternativa que abrir las urnas para verificar qué es lo que pasó. Si tienen la facilidad de donde decía 50 poner 5, o viceversa, es muy grave”.

A tono con la gravedad expresada por Macri, la prensa independiente acompañó con duras declaraciones. Jorge Lanata, por caso, fue el más incisivo. “Lo que el Gobierno está haciendo con el tema del fraude es suicida, alterar un solo voto es fraude”, disparó el laureado conductor. Joaquín Morales Solá cargó contra la Casa Rosada. “Es anacrónico que la conducción fáctica del proceso electoral esté en manos del Gobierno, que siempre tiene un partido político y un interés electoral específico. Debería existir ya una agencia electoral independiente o la Justicia debería hacerse cargo de todo el proceso”, opinó el columnista del Diario La Nación.

En opinión de lúcidos analistas, las irregularidades en el conteo de votos no tienen solución electrónica. Carlos Pagni señaló que “alrededor del sistema de votación se está formando un mito: la presunción de que existe una receta que garantiza, para usar una denominación del siglo XIX, la pureza del sufragio. Se supone que la urna electrónica evita las trampas. Sin embargo, Alemania la adoptó en 2005, pero la declaró inconstitucional en 2009, porque el control de los procedimientos queda reducido a especialistas.

Holanda volvió a las papeletas tradicionales en 2008. Irlanda había adoptado esa tecnología en 2002 y se deshizo de ella en 2012. En Venezuela hay voto electrónico, pero la oposición denunció que el triunfo de Nicolás Maduro, en 2013, fue manipulado. En Brasil no existen objeciones, pero el centro de cómputos del Tribunal Electoral rechaza alrededor de 500 hackeos diarios”.

Dicen que no hay nada más viejo que el diario de ayer. Sin embargo hay noticias que resisten al paso del almanaque. Los tres párrafos arriba citados están ubicados temporalmente en agosto de 2015 y refieren a lo –supuestamente- ocurrido en Tucumán.

urante largos días, la cadena nacional de medios privados destrozó lo resuelto por la voluntad popular. Finalizado el escrutinio, los presuntos engañadores terminaron con más votos que antes. Y ya nadie se preocupó más. Un día, mi amigo Javier podrá contarle a sus nietos lo que le ocurrió en las últimas PASO. Candidato a concejal en el sur bonaerense, quiso ver cómo la había ido en su mesa. Se puso un poco triste porque nadie lo votó. Ni siquiera él, que juraba haber puesto en la urna la boleta con su nombre.

Eligió y le robaron. Pero esa inseguridad, la democrática, la cívica, responde a las reglas del (Groucho) Marxismo: estos son mis principios, si no le gustan tengo otros.